jueves, 18 de noviembre de 2010

Film.

“Ser es ser percibido”
Goerge Berkley

Film, un ojo parpadeante, senil, la mirada. Primero el silencio, después un lugar observado por nadie, inexistente, desolado y solitario, aparentemente, excepto por quien lo ve.
El personaje misterioso de gabardina y sombrero se escudriña a ras de la barda, huye de algo, no quiere ser presenciado. El choque con la pareja que nos hace sentir la subjetiva brumosa y alerta de su vista. Se aleja lo más rápido posible de ellos. La pareja atónita ve alejarse al misterio repentino, más aun lo verdaderamente fulminante es que han sido vistos, por mi, por ti, por ellos.
El escape todavía no culmina, nuestro personaje sombrío sigue hasta llegar al edificio. Se detiene al barandal de las escaleras para tomarse el pulso, indicio de que sigue existiendo. Lo sorprende una anciana que baja por las escaleras, se oculta, ella lleva consigo una canasta de flores que servirán para su consuelo, se percata de que ha sido vista por mi, por ti, por ellos. Súbitamente se desploma.
Él llega a su cuarto, pone cerrojo, retoma el pulso, sigue aquí. Ve entre nebuloso el entorno frío y solitario. La ventana, un espejo, animales y un dibujo de un rostro en la pared, son amenazantes para él, lo observan, le asusta la ventana y sigiloso avanza hacia ella, baja la persiana roída, con el mismo cuidado, agarra una manta negra y tapa el espejo, saca al gato y al perro, coge su maletín y va su mecedora, esta lo amenaza ya que en su respaldo ornamenta dos círculos como ojos bien abiertos, ellos no ven, es un objeto inanimado. Se sienta y ve al dibujo del rostro en la pared con ojos saltones que parece que siguen con la mirada, eso no lo soporta, lo arranca y lo destruye. Vuelve a la mecedora, saca el sobre y aún lo observan, vaya con el perico y el pez león, los cubre con su gabardina, se siente menos observado ahora. Del sobre saca unas fotos viejas, las hojea, acaricia el rostro de una dulce niña en brazos de un hombre, mismo hombre que la acaricia. Pasa a la siguiente imagen, es el, una imagen frontal, fuerte, reveladora. No quiere verse y las destruye con toda la rabia de su no ser. El pulso, sigue aquí. Trata de dormir, veamos quien es… la ansiedad me fastidia, veamos. Se incorpora negándonos el rostro. Esperemos. Ya no hay nada ni nadie para el que sea una amenaza el verle: La puerta cerrada, la ventana cerrada, el espejo cubierto, los animales debajo de la gabardina, el dibujo roto, ni yo, ni tú, solo es observado por sí mismo, por el.

Raúl Suazo.

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